lunes, 4 de agosto de 2008

primer día.


Soy un hombre dividido, mis libros se encuentran a 40 kilómetros de aquí.


Espero pronto acordar con ellos la mejor manera de traerlos y llevarlos sin ese infame riesgo o esa desmedida angustia de saber que se está donde no se tiene que estar, ello me obliga a pensar en puertas, pasillos que dan a ningún lado, desiertos y otros paisajes donde abreve la fuga.
Los días inmensas gotas caen sobre mi cráneo que se ha reblandecido en su parte frontal.
Tendré que seguir esperando, todo parece detenido hasta la llegada de la hecatombe, la espera de esta es peor que la destrucción que seguro dejará a su paso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

cuando el mundo tira para abajo, es mejor no estar atado a nada...