Ahora que nos libramos de la esperanza y la velada refresca,
ningún campo sangriento por detrás,
como el que dejaría un cirujano inescrupuloso al concluir su obra.
¡Qué bello parece el gesto cuando la destreza es fulminante, lograda la supresión del mal!
¡Felicidades, aguzanieves!
Mare de Réalpanier, 1984
René Char
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