Te escribo para decirte
que tengo un nuevo conocido,
el otoño, con la fría brisa
nordeste
soplando sobre álamos y plátanos
de la India
en las aceras de Madrid;
y unas hojas cayendo unas sobre
otras
amontonándose
llevadas por el viento a media
calle,
agarradas en el aire por mi mano;
hojas secas, amarillas,
crujientes,
recogidas por barrenderos en la
madrugada
y más tarde en un montón
quemándose
y el humo grueso subiendo
entre las ramas desnudas,
blancas, húmedas
al mediodía.
Julio Cabrales
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